La Educación Comienza por Casa

Se ha generalizado y aceptado la idea de que se educa en casa y en la escuela se aprende. Cada vez que oigo esa frase se me remueve algo por dentro. 

Valores como el respeto, la sinceridad, lealtad, responsabilidad y otros más que van ligados con los que se observan en el hogar son la primera muestra para que el niño cumpla con las condiciones formativas del recinto familiar y con ello ingrese a la institución académica.

El principal problema es que los padres han delegado su deber de primeros educadores a terceros, y ahora esto está pasando factura con altos costos sociales, morales, afectivos y emocionales. Existe una incapacidad por parte de los padres para formar personas honorables, pues están muy ocupados en sus asuntos de “adultos” y culpando  de los males de sus hijos a esos mismos terceros: Estado, colegio, amigos, bandidos del barrio, videojuegos, internet, televisión, o incluso, otros miembros de la familia.

Entonces, cuando los niños no son educados en casa ¿dónde se educan? ¿Está la educación restringida a la responsabilidad familiar? ¿De verdad que las escuelas tienen atribuida únicamente la función de enseñar? Por suerte hay un sector importante de la comunidad educativa que piensa, tal y como afirma José Antonio Marina con asiduidad, que para educar a un niño se necesita la tribu entera. Según este proverbio africano, educamos todos y enseñamos todos. Para bien o para mal. Los medios de comunicación educan, la televisión, el comportamiento de los espectadores y los jugadores en un partido de fútbol, las reacciones de los padres ante un conflicto familiar, laboral o escolar están dejando huella en los niños. Somos un modelo. De nosotros depende que seamos un buen modelo o un mal modelo.

Si queremos niños y adolescentes bien educados, debemos empezar por ser autocríticos, y asumir nuestra responsabilidad como educadores desde que son pequeños. Aunque no tengas niños o no trabajes con ellos, son parte de la sociedad, y tienes una responsabilidad. La educación está en manos de todos.

Casi todos los niños viven con una familia y pasan por una escuela, así que es en los dos lugares, en el hogar y en el colegio, donde se producirá el mayor impacto en su educación. Si uno de los dos flojea, creo que el otro debería tratar de dar a ese niño la oportunidad de disfrutar de una buena educación.