Reflexiones sobre Sexualidad Femenina

Cada mujer así como cada hombre tienen una historia de vida que es particular y única, en ella puede descubrirse cómo se ha vivido el afecto, las relaciones, la comunicación, el placer,  entre muchos mas aspectos.

Las mujeres nos diferenciamos en lo biológico y en lo que espera la cultura de nosotras, estamos marcadas por un símbolo que es el útero, receptivo, es una copa que se llena y se vacía cada ciclo menstrual, cada luna. Es un lugar en el que se gesta la vida de otros seres, un lugar de transformación, pero no sólo para l@s bebés, sino que de alguna manera cada ciclo nos transforma internamente si sabemos descubrir sus señales emocionales.

La niña recibe mensajes que van formado parte de sus creencias, actitudes y comportamiento ante su cuerpo femenino, ante sus órganos genitales, ante su apariencia física, y ante sus relaciones con niñas de su mismo sexo y niños de diferente sexo.

Cuando aparece la primera regla, o menarquia, nuestra cultura envía aun mas mensajes, algunos muy destructivos que se basan mas en prejuicios que en la realidad. Estos mensajes son parte de la historia femenina que se pone e juego cuando es adulta y desea disfrutar de las relaciones sexuales, disfrutar de establecer una relación de pareja.

Las mujeres nos diferenciamos en lo que necesitamos en los encuentros sexuales, la forma en que nos relacionamos con nuestros compañeros, somos mas complejas en lo emocional, por lo que todo aquello que ocurra en la vida emocional de una mujer puede hacerse presente en sus encuentros.

Necesitamos de un buen preámbulo en el que no importe la duración sino la calidad, en el que el encuentro y la comunicación sean la prioridad. Necesitamos estímulos sexuales-afectivos que nos permitan excitarnos y tener los cambios corporales necesarios para que al momento de la penetración no haya dolor.

Es evidente que la sexualidad femenina es menos mecánica que la del hombre, lo que cuestiona las ideas mas biologicistas sobre el deseo, el placer y el orgasmo.

Para la mujer, una sexualidad sana significa no temer ni se avergonzarse de buscar su propio placer y explorar su cuerpo, que disfrute el sexo sin tabúes. La cama puede ser un terreno de negociación, pero muchas mujeres tenemos miedo de perder a la pareja si hablamos abiertamente, inluso para protegerse con un condón.

Aún no desaparecen algunos mitos de la sexualidad femenina, aún se piensa que toda mujer que busca placer es ninfómana, vagabunda o que puede llegar a ser promiscua. Eso es el reflejo de una sociedad machista a la que pretende controlar el deseo femenino.

A partir de los 45 años  la mujer está más segura de su cuerpo y deja de luchar con los estereotipos. Muchas mujeres descubren que son multiorgásmicas después de los 50. Es una etapa en la que no hay riesgos de embarazo, l@s hij@s se han ido, la mujer se conoce y sabe lo que le gusta.

La mujer ha adquirido una libertad considerable, tanto en relación con su cuerpo como con su espíritu. Sin embargo,  aún se presentan desafíos por resolver como: el temor a la soledad,  el rechazo sexual, la dependencia,   la infidelidad,  el dolor emocional y físico, la separación, el qué dirán, y el ser juzgadas por su pareja si proponen vivir experiencias nuevas.